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Uno de los días más felices de Maximiliano Kondratiuk

  • Andres Alarcia
  • hace 2 días
  • 2 Min. de lectura

En el libro Maximiliano Kondratiuk, Honrar la vida, el ex Gimnasia La Plata narró con gran sensibilidad uno de los días más felices de su vida.

Foto Maxi Kondratiuk Gimnasia-Estudiantes La Plata 2002


Así lo explicó.

"Quiero pasar a contarles uno de los días más felices de mi vida: el partido homenaje en mi beneficio.


El día comenzó más o menos así: yo me levanté temprano, como siempre, pero sabiendo que sería un día espectacular (ya venía sintiendo desde hacía una semana una terrible ansiedad) y así iba a ser.


Sigamos: desayuné, almorcé bien y llegué puntual al estadio de Gimnasia. Me habían informado que tenía que estar a las 4 de la tarde. Si hubiera sido por mí habría dormido en la cancha. Sin embargo, no se pudo, hubiesee pasado un poco de frío. Cuando llegué, me recibió Guillermo (Marín), me saludó con un afectuoso abrazo y me dio las primeras indicaciones.


Primera parada: el vestuario de las estrellas,. Entrar, ver a todos esos mounstros y que ellos me aplaudieran a mí fue algo increíble. Tendría que haber sido al revés: ellos merecían mi aplauso. Incluso mi reverencia. Había tipos de la talla de Oscar Ruggeri, Enzo Francescoli, Guillermo Barros Schelotto, los Monos Monetti y Navarro Montoya., Fito Rinaudo y algunos de mis amigos (aunque no todos reúnen las condiciones de estrella), por nombrar solo algunos. No podía creer que esos muchachos estuvieran defendiendo mis intereses. Luego de algunas fotos, me esperaban otras sorpresas.


Segunda parada: el vestuario del primer equipo de Gimnasia. Ahí me esperaba el presidente de la institutución , Daniel Onofri, para entregarme, junto a Lucas Licht, una camiseta con mi nombre. Un gesto realmente muy lindo y que valoré en su justa medida.


El show comenzó con una coreografía de baile a cargo de Valeria Archimó, muy linda y después llegó el turno del plato principal. Cada vez que salía un jugador, los hinchas explotaban.


Una vez que todos los futbolistas estuvieron dentro del campo, llegpo el segmento más emotivo de la tarde y que jamás se va a borrar de mi memoria: mi entrada a la cancha y un recibimiento sensacional: los jugadores y la gente me ovacionaban. Fue sencillamente indiescriptible, impresionante, brillante. No encuentro las palabras para describir lo que sentí durante esos instantes. Sin dudas, el mejor momento que me dio el fútbol. Porque ni si quiera el debut en primera división se compara a la emoción que sentí en ese momento .Esas diez mil almas coreando mi nombre.... realmente, créanme fue algo increíble. "

 
 
 

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