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Andres Alarcia

Las contradicciones de Japón que fascinaron a Freddie Mercury

En el libro Freddie Mercury, la biografía definitiva, narran cuando la popular banda hizo una gira en el país nipón, donde se sintió cómo en casa, pero en particular fue a Freddie que lo percibió de manera especial.

Foto Freddie Mercury Japón


Así lo explican:

"Freddie no sólo se entusiasmó instantáneamente ante las legiones de fans de Queen; el propio lugar le embriagaba. ¿Qué mejor que un país antiguo y lejano para avivar su latnete sentido de lo exótico, sobre todo para alguien que se vioarrancado y apartado del suyo propio? Todo le fascinaba, desde la historia, las tradiciones y la cultura de Japón hasta su estilo de vida avanzado y tecnológico. Muy pronto iba a convertirse en un ávido coleccionista de porcelana y pintura japonesa, así como de otras obras de arte nipón.


El país y el hombre tenían muchas cosas en común. Al igual que Freddie, Japón era un cúmulo de contradicciones: una antigua curiosidad con una personalidad compleja y polifacética. A Freddie los nombres de las mil islas de Japón le sonaban como hechizos de magia: Hokkaido, Honshu, Kyushu, Shikoku. Se sentía atraído por los amables y estoicos japoneses, que habían sobrevivido a siglos de opresión feudal para emerger con tanta serenidad después de la Segunda Guerra Mundial. Freddie iba de aquí para allá, absorbiéndolo todo.


Se daba festines de sushi y sake,, regateaba comprando muñecas, kimonos de seda y cajas lacadas, frecuentaba las casas de baño de dudosa reputación y los kage-me-jaya (tetería en la sombra, popularizadas por los soldados estadounidenses) y pasaba largos ratos con las geisha- de ambos tipos- "

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