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Andres Alarcia

La historia de Reebok con el podio del Dream Team en Barcelona 1992

En el libro Dream Team, narran la experiencia que tuvieron que pasar los jugadores de USA para subirse al podio de Barcelona 1992. Viendo a la distancia y con el correr del tiempo, fue un tema negocios.

Foto Dream Team Jordan Pippen USA


Así lo cuentan:

“Al final, el comité se enrocó en un asunto en el que si parecía tener la última palabra, un tema susceptible de provocar una guerra civil: la ropa que debía vestir el Dream Team cuando subiera al podio.


En el hockey por ejemplo, los jugadores pueden elegir el stick o los patines que quieran, pero no los guantes. En la natación, el gorro se considera parte de la vestimenta de competición, pero no el bañador. En el baloncesto ocurre como en el atletismo, el Comité Olímpico no puede dictar qué zapatillas deben usarse, pero si puede imponer un atuendo determinado. Nadie se había quejado de la ropa del Dream Team, fabricada por el marca Champion, probablemente porque el logotipo era pequeño y Nike no se dedicaba al negocio de los uniformes. Pero, ¿ y el chándal Reebok que debían llevar los jugadores en el podio y que lucia el logotipo de la marca en el hombro derecho? Eso era otra historia.


Jordan y su agente, David Falk, habían informado en su momento al Comité Olímpico Estadounidense, a la USA Basketball y a quien fuera, que aceptaba jugar en el Dream Team con la condición de no vestir ropa Reebok. Por mucho que quisiera echar la culpa a Nike-yo lo habría hecho encantado si la multinacional la hubiera tenido-, la marca no armó ningún escándalo, Phil Knight, el presidente de Nike. Había decidido dejarlo estar después de enviar un dardo envenenado al presidente del Comité Olímpico: cuando supo que Schiller insistía que en que el Comité no permitiría que la selección de baloncesto subiera al podio sin el chándal Reebok, Knight dijo: “¿Quién se cree que es Harvey Schiller, Janet Reno?”.

Foto Dream Team USA Barcelona 1992


La verdad es que quienes más protestaron fueron Jordan y Falk, sobre todo Jordan.

El caso Reebok tuvo una repercusión considerable en Barcelona, en parte porque casi no había nada de que escribir una  vez que el Dream Team se echaba a la pista y empezaba a vapulear al rival.


En cuanto a la postura del Comité Olímpico, no había nada intrínsecamente patriótico en el atuendo Reebok, nada rojo, blanco y azul, sino más bien del color del dinero: Reebok había pagado al Comité unos dos millones de dólares por aparecer en el podio.

“Tengo dos millones de razones para no ponerme ese puñetero chándal” proclamo Charles Bbarkley, revelando así su acuerdo con Nike


Pero no se trataba de Barkley, sino de Jordan, cuyas ganancias anuales a través de Nike era por entonces considerablemente mayores a la de Charles. El equipo haría lo que dijese Michael.


Pero el Dream Team funcionaba según una jerarquía en la que Jordan y Magic estaban en lo más alto, así que el resto del equipo seguiría a Michael.


¿Era una cuestión de fidelidad o dinero? Las dos cosas, en verdad.


Jordan se levantó y dijo: “Me siento como si estuvieras faltándole el respeto a nuestro país, dándole más importancia al negocio que a la bandera”. Si eso suena hipócrita, teniendo en cuenta que el negocio afectaba a sus propios intereses económicos, así como se sentía el jugador.


Entonces Jordan tuvo una idea: “¿Puedes ver si encuentras unas cuanta banderas de Estados Unidos?” le pidió a McGrath


Magic, todo sonrisas, encabezaba el desfile con la bandera  de Estados Unidos sobre el hombro derecho sujetada con la mano izquierda. Detrás fue Barkley, con una bandera sobre los dos hombros. Le siguieron Mullin, Stockton, Malone y Drexler. Ninguno de estos llevaban banderas, pero todos tenían puesta la cremallera de la chaqueta de modo que no se viera el logotipo Reebok. A continuación apareció Jordan, haciendo burbujas con un chicle, bandera al hombro derecho para cubrir el logotipo de marras. Por último salieron Pippen, Bird, Ewing,Robinson y Laettner, sin banderas (solo habían escogido tres, cortesía de espectadores)


Como sucede con la mayoría de asuntos de dinero, solo le importan a las personas implicadas.

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