En el libro Dream Team, la intrahistoria del mejor equipo que ha existido jamás de Jack McCallum explican el filtro darwiniano que debían pasar los jugadores para ser parte del combinado USA en la mayor cita deportiva a nivel mundial. Por ahí suena torpe pero apellidos de la talla de Malone o Barkley tuvieron problemas para analizar la competitividad que había.
Foto Dream Team USA
Así lo narró:
"Knight convirtió el proceso de selección para los Juegos en una prueba de superación darwiniana. Se invitó a más de cien jugadores, de los que solo se preseleccionó a veinte.
Karl Malone, un jugador musculoso pero aún desconocido, recuerda que los primeros filtros eran muy impersonales: "Cruzabas la cola de la comida en una cafetería enorme y te acercabas a un gran tablón de anuncios. Si tu nombre estaba escrito, seguías en el proceso de selección". Un día el nombre de Malone no estaba en el tablón. Al final una bestia de la naturaleza llamada Charles Barkley tampoco pasó el corte. Igual que un base llamado John Stockton.
Había un segmento del mundo del baloncesto que no acababa de comulgar con Michael Jordan cuando este jugaba nen Carolina del Norte, donde, como era lógico, el único que podía pararlo era Smith, un fundamentalista intransigente cuyos equipos solían jugar posesiones largas. Cualquiera con algo de vista y dos dedos de frente sabía que a Jordan le esperaba una carrera espléndida en los profesionales, pero muchos creían que sería un jugador similar a Clyde Drexler, un atleta extraordinario salido de la Universidad de Houston que acababa de completar su primera temporada en la NBA con los Portland Trail Blazer; es decir espectacular pero a veces descontrolado, anotador pero no tirador, más querido por los aficionados que por los entrenadores.
Era un jugador que podía romper una defensa zonal con un tiro en suspension, defender a un rival anotador hasta anularlo o dirigir el ataque si era necesario.
De la mano de Jordan, la selección estadounidense se paseó por el torneo olímpico: ganó los ocho partidos por una media de treinta puntos de diferencia y fue comparada con el gran equipo de Oscar Robertson y Jerry West que en 1960 se llevó la medalla de oro en Roma.
USA despachó a Canadá por 78 a 59 en las SF, destrozó a España por 96 a 65 en la final y el nombre de Michael estuvo en boca de todos los aficionados al baloncesto."
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