El gran gesto de Marcos Milinkovic y Giba con Maximiliano Kondratiuk
- Andres Alarcia
- hace 2 días
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En el libro Maximiliano Kondratiuk, Honrar la vida, el ex Gimnasia La Plata narró cómo se portó de bien la leyenda del vóley argentino y su par Giba (BRA) para con él

Foto Marcos Milinkovic Selección Argentina Luna Park
Así lo explicó.
"Se trató de la despedida de Marcos Milinkovic, del vóley. Seguramente ustedes se preguntarán por qué... y yo les voy a contar. Al conocer a Marcos me pareció una persona humilde y cálida y eso hizo que le prometiera mi asistencia a su partido. Lo que nunca me imaginé fue que resultaría una noche mágica.
Para el evento (ARG-BRA9 había venido a participar Giba, uno de los mejores jugadores en la historia del vóley e ídolo personal desde chico, y le pedí a Guillermo Marín conocerlo. Al llegara Luna Park fuimos directamente a los vestuarios para ver al brasileño , pero la silla no pasó .
En ese instante, pensé que me quedaba con las ganas. Por suerte no fue así. De golpe giré la cabeza y Giba estaba viniendo a saludarme. Les juro que jamás me sentí de esa manera ante una personalidad. No sabía que decirle y lo único que me salió fue escribirle: Tú eres mi ídolo. A lo que él respondió con un gracias y un afectuoso abrazo.
En eso apareció Marcos, que me regaló un saludo muy especial. Después de un intercambio de palabras, me obsequió un mini-balón de vóley con la inscripción de su partido homenaje y me prometió su camiseta. Yo pensé que me la iba a dar por fuera de cámara, en un ambiente íntimo. Pero no, fue todo lo contrario. Después de varias fotos, fuimos a ubicarnos para disfrutar de un muy lindo espectáculo que iba a dejarme más feliz que al homenajeado. Una vez terminado el súper show, cuando pareció que todo había concluido, Marcos (con micrófono en mano) dijo textualmente:
Y esta camiseta es para un amigo que conozco desde hace muy poco y con el que no compartí mucho pero espero poder hacerlo. Dejó el micrófono y rodeado de luces, se acercó hacia mí mientras se sacaba su camiseta. ¡No podía creerlo!
Cuando llegó, le dio y me dijo: ¿Viste que te la había prometido?. Me abrazó con un cariño que jamás había sentido de una persona de su jerarquía. Pero yo previsor, había escrito unas palabras para él porque sabía que en algún momento me lo iba a cruzar. Y a pesar de la marea de luces, fotográfos y cámaras que empezaron a rodearnos, se tomó el tiempo de leer lo que había escrito mientras yo estallaba en lágrimas de emoción. Después, para completarla, apareció Giba y también me entregó su camiseta. ¡Era demasiado para mí!"
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