En su biografía "Burrito", Ariel Ortega, definió al entrenador de la Selección Argentina en el Mundial Corea-Japón 2002. "¿Qué le pasa Ortega? ¿Está cansado?" entre otras frases.
Así escribió Ortega:
"Marcelo Bielsa, para convocar a un jugador, analizaba las mil y un variantes que podría aportarle al equipo y por eso siempre digo que fue de los mejores entrenadores que tuve en mi carrera.
Un tipo tan honesto como exigente, un enfermo del fútbol que podía pasarse horas y días analizando un equipo rival, un jugador determinado, o buscando cosas para mejorar su propuesta futbolistica. Era un entrenador fantástico en la parte táctica y estratégica, y fuera de la cancha era una gran persona y se manejaba de manera muy honesta con el grupo
Los entrenamientos eran intensos, como si fueran un partido real y por eso, a veces, los delanteros sufríamos un poco. Cuando digo que sufríamos es literal, pero cuando te pasaba eso mismo en la cancha, sentías que el esfuerzo había sido por algo.
Cuando empece a entrenar con Bielsa me di cuenta de que, en otras practicas, en cualquiera de los clubes en los que jugué no había ni llegado a correr ni la mitad. Por ahí en el entrenamiento Bielsa me llamaba a un costado de la cancha y me decía:
-¿Qué le pasa? ¿Se siente bien? ¿Está cansado,Ortega?
Y te querías morir porque el tipo tenia una forma de trabajar que no podías estar a media maquina, y eso estaba bueno porque sacaba lo mejor de vos, y lograba que apareciera el futbolista en toda su dimensión
Con Bielsa entrenabas una hora y media, aproximadamente, y en ese lapso tenías que estar al ciento por ciento de tu capacidad. Al principio te costaba, pero cuando empezabas a entender su método y veías lo bien que se trabajaba, abrías los ojos y te dabas cuenta que ese era el camino.
El jugador de fútbol es así, te al principio te relojea, y observa al entrenador para saber si dice cosas que luego pasan en la cancha o es un sanatero motivador y nada más. Por eso, a medida que le fui agarrando la mano, era un placer entrenar con el sistema que Marcelo pregonaba.
Más allá del resultado del Mundial, fue muy enriquecedor trabajar con Bielsa, estar con él y aprender de su filosofía de juego.
Desarrollaba un fútbol muy vertical y le devolvió al juego argentino el tradicional sistema táctico de tres delanteros: wing derecho, 9 de área, y wing izquierdo. Él quería que jugará siempre por la banda derecha, pero como a mi nunca me gustó quedarme por un solo lugar a veces se ponía loco. Me recagaba a pedos cada vez que rompía el dibujo táctico en el ataque. Con el tiempo me fue entendiendo y yo a él porque Bielsa sabia perfectamente que no podía luchar contra mi ADN. Dentro de su plan de juego me permitía esa licencia porque le encantaban los gambeteadores y los jugadores rebeldes. Tuve la fortuna que de que me diera muchas libertades dentro de su férreo esquema táctico, pero tenia muy claro que primero estaba el equipo y después cualquier individualidad".
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