Con cuatro partidos en siete días, el mundialista tuvo la segunda semana de mayor actividad futbolística en su historia.
Foto Talleres CBA-Sao Paulo (BRA) Copa Libertadores 2024
Desde su inauguración, entre partidos oficiales y amistosos, el estadio albergó casi 1600 partidos. El Kempes recibió a más de 200 mil espectadores durante la semana.
Finalizaron siete días más que especiales para el Polo Deportivo Kempes. Con una intensa actividad futbolística, el estadio fue epicentro de dos partidos por torneos internacionales, y otros dos por el campeonato nacional. De esta forma, en un periodo de siete días, es la segunda vez en sus cuarenta y cinco años de vida que el estadio cordobés es protagonista de un acontecimiento de esta naturaleza.
La última vez fue hace una década, entre el 20 y el 27 de enero del 2014. En aquella ocasión el coliseo mayor de Córdoba albergó a un total de seis partidos en ocho días, que incluyó encuentros en el marco del fútbol de verano.
La semana futbolera comenzó el sábado 30 de marzo, con el encuentro entre Talleres y Vélez por la Copa de la Liga Profesional. Tres días después, el martes 2 de abril, Belgrano recibió a Internacional de Porto Alegre por la primera fecha del grupo C de la Copa Sudamericana, el primer partido de fuste internacional de los cuatro programados.
Luego de cuarenta y ocho horas, Talleres volvió a pisar el campo de juego del Mario Alberto Kempes, para medirse por Copa Libertadores frente a São Paulo. Apenas dos días más tarde, la carpeta verde acogió nuevamente al equipo cordobés, que jugó con el Club Sportivo Independiente Rivadavia de Mendoza, tras un día de lluvia permanente.
Dos hechos adquieren relevancia en este contexto: el primero es que dos equipos de Córdoba están jugando instancias internacionales en simultáneo. El otro es la importancia y versatilidad del Kempes, un recinto que es de todos: es la segunda ocasión en casi medio siglo en la cual el estadio recibe una cantidad tan significativa de partidos en un corto período de tiempo.
La intensa agenda futbolística ha generado un movimiento económico y turístico muy importante en la ciudad, que se suma al promovido por el fin de semana extra largo. Con más de 200 mil espectadores que acudieron al estadio de sábado a sábado, se evidencia el poder de convocatoria de los equipos cordobeses y la importancia que tienen los eventos deportivos y culturales para la dinamización de la economía local.
Un poco de historia
En enero de 1990, el por entonces Estadio Córdoba, recibió partidos en doble jornada los días 14 y 16 de enero: Boca – Talleres y Racing de Avellaneda - Belgrano. En 1993, por ejemplo, se realizó un cuadrangular el 3 y el 6 del mismo mes, (Copa Ciudad de Córdoba) entre Belgrano - Mitsubishi Urawa (Japón) y la Selección de Bielorrusia y Talleres.
Más cerca en el tiempo, se jugaron dobles jornadas en el año 2010, precisamente los días 9 y 11 de abril: fue por la instancia decisiva del Provincial de Clubes entre Jorge Ross de La Carlota, Colón de Arroyo Cabral, Argentino Peñarol y Matienzo de Monte Buey.
Hace diez años se disputaron seis encuentros en ocho días. Si bien algunos eran amistosos de verano, entre el 20 y el 27 de enero del 2014, el Mario Kempes fue escenario de una multitud de eventos. El 20 se enfrentaron Rosario Central e Independiente. Talleres y Sportivo Belgrano lo hicieron el 22 de enero. Un día después jugaron Belgrano e Independiente. En tanto, el 25 se enfrentaron River y Boca, mientras que el penúltimo encuentro fue el 26, entre Talleres e Instituto. Cerraron aquel ciclo Belgrano y Rosario Central.
Gustavo Farías, coordinador del Museo Provincial del Deporte y quien lleva este registro histórico, destacó las cuatro jornadas como un hito para el Kempes: “Aquellas jornadas no tuvieron ni por asomo la convocatoria de la que vivimos la semana pasada. El aguante del hincha es, en Córdoba, un fenómeno en crecimiento, donde ninguno quiere ser menos que el otro en las tribunas. En ese séxtuple programa del 2014, el estadio no se llenó en ninguna de esas seis jornadas de 2014, y eso que entre ellas figuraba un Boca-River, que reunió a casi 50 mil hinchas”, y agregó: “Todavía menor fue el impacto de las citas anteriores, cuando el mundialista era más chico, con una capacidad de casi 48 mil espectadores, y no se llenaba casi nunca”.
Un trabajo sostenido sobre el campo de juego
Uno de los aspectos destacados ha sido la capacidad de la cancha de soportar más de 360 minutos de juego a la máxima competencia y sin sobresaltos.
Durante todo el año, el césped recibe un tratamiento de gran intensidad de acuerdo a la estación, para mantenerlo homogéneo y en buenas condiciones,
independientemente de las condiciones climáticas y de la agenda de encuentros programada. Al respecto, Marcos Ibáñez, responsable del campo de juego, comentó: “Siempre se mantiene con una fuerte intensidad de tratamiento, con la idea de que tenga los parámetros de jugabilidad ideales. Eso hace que cuando por cuestiones de calendario, tenemos la coincidencia de muchos partidos en pocos días, la cancha realmente pueda soportarlo”.
Sin embargo, ante la alta exigencia, los trabajos se intensifican. Respecto a esto aseguró: “Se hace un trabajo previo, sobre todo de manejo, con la idea de que el césped llegue en las mejores condiciones, tanto nutricionales como físicas y que los parámetros de jugabilidad sean los mejores”.
Durante la semana de competiciones, la rutina de trabajo de los cancheros cambia y se enfoca en recuperar las superficies que, por el roce constante del juego, sufren daños. “Entre partido y partido, lo que se hizo fue trabajar fuertemente en la recuperación de los daños. Las canchas de hoy en día necesitan ser superficies firmes, pero a la vez blandas y eso hace que, por algunas fricciones más bruscas entre el jugador y el campo, se generen daños en el piso. Se trabaja con elementos como la horquilla o la sustitución de pequeñas champas, en el caso de heridas más profundas”.
El sábado, luego de una intensa lluvia que perduró durante toda la jornada, el equipo de cancheros trabajó contra reloj para el marcado de la cancha. Sin embargo, el agua no afectó el desarrollo normal del partido, en gran parte, gracias al buen funcionamiento del sistema de drenaje, que permitió evacuar eficazmente los excedentes. Sobre esto, Ibáñez destacó: “Hace dos años se hizo una obra de renovación de drenaje de todo el campo de juego que hoy por hoy está funcionando a pleno. Cuando tenemos días de lluvia, hay una infiltración rápida y la superficie no sufre. Por supuesto que se torna un poco más blanda y la cancha es susceptible a tener mayor cantidad de heridas, pero esto no afecta a la jugabilidad. Ese es el objetivo”.
A pesar de tener un calendario muy comprimido, no hubo inconvenientes. Cada uno de los oficiales de partido que estuvieron en el estadio, hicieron buenas observaciones sobre el campo de juego, especialmente aquellos que conocían que se habían desarrollado varios minutos de juego en poco tiempo.
El Kempes es un símbolo de la diversidad, vitalidad y pasión de los cordobeses. Más allá de ser testigo de encuentros deportivos, este icónico recinto se erige como un espacio inclusivo que recibe una amplia gama de eventos culturales y actividades recreativas. Ubicado en el corazón del Polo Deportivo Kempes, este estadio es un punto de encuentro para la comunidad, donde la pasión por el deporte y la cultura se fusionan en un solo lugar.
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