Los fuertes cruces entre Los Ángeles Lakers y Boston Celtics en la era Showtime
- Andres Alarcia
- hace 19 minutos
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En el libro Showtime, de Jeff Pearlman, explican lo picante que se ponían los Boston Celtics-Los Ángeles Lakers con figuras de ambos lados. "Vamos a estar preparados para cualquier cosa" definió Pat Riley

Foto Boston Celtics-Lakers NBA Bird Johnson
Así lo explican:
"Los Celtics tenían un concepto de si mismos demasiado elevado. Algunos de sus jugadores creían que la final era un mero trámite, que podrían haberles dado el anillo en febrero y así todos estarían ya de vacaciones. Y de repente, aquí estaban los Lakers, pasándoles por encima.
En lo esencial, el juego de los Celtics consistía en intimidar al contrario. Jugaban duro, ralentizaban el ritmo del partido, lanzaban el codo siempre que podían... Que los Lakers los dominaran de esa manera en los tres primeros partidos no solo era un fastidio. Era una ofensa.
Bird había llamado mariquitas a sus compañeros, una manera de recordarles que había que ponerse las pilas.
A lo largo de los dos primeros cuartos y la mitad del tercero, los Lakers fueron los Lakers. Corrieron sin parar, cada rebote de Abdul-Jabbar o de Rambis se convertía en una oportunidad de contraataque. Cualquiera que estuviera viendo el partido y no conociera la historia entre estos dos equipos, daría por hecho que los Lakers jugaban en otra liga, tanto en términos de talento como de ejecución.
Aquello era showtime en estado puro: velocidad en la salida del balón y cuatro jugadores de púrpura y oro desatados hacia el arco contrario.
Ainge no le hizo mucho caso, entendió que era la típica barbaridad fruto de la frustración. Al fin y al cabo, su amigo no era de los más duros de los Celtics. Sin embargo, ahora McHale estaba en medio de todo el mogollón.
"Riley nos reunió en el banquillo y nos dijo: ¡Ni una bandeja más! ¡No vamos a permitirles ni una bandeja más! ¡Si intentan entrar a canasta, dadle duro!- recuerda Springgs-.
Pat venía de Nueva York. Era un tipo duro. Un jugador de fútbol americano nos dijo que si veíamos que intentaban una bandeja, los mandáramos a la línea de tiros libres. “Si ellos nos tiran al suelo, nosotros vamos a tirarlos al suelo a ellos”
Sin embargo, ese juego no se le daba especialmente bien a los Lakers. Les gustaba hacerse los duros, pero en, realidad hay algo en Los Ángeles que te relaja involuntariamente: la playa, el buen tiempo, la fama, los halagos de Jack Nicholson y Penny Marshall.
Los Lakers eran más rápidos que los Celtics, tenían más talento y estaban mejor entrenados. Pero si la serie se iba a decidir a los golpes, los de Boston tenían ventajas.
Los Celtics mantuvieron el tono físico y agresivo durante el resto del partido.
Si no ganas cuando tienes que ganar, es muy difícil hacerlo luego en la prórroga dice Carr.
En términos baloncestísticos, Carr era un personaje irrelevante en la rivalidad de Celtics-Lakers. Uno de los cuatro únicos jugadores del Guilford Collage en llegar a la NBA, Carr entró en la liga con buen pie, llegando a promediar 18,7 puntos por partido con los Detroit Pistons en la temporada 78-79. Sin embargo, ahora, a sus 33 años, no hacía mucho más que agitar la toalla, animar a sus compañeros, calentar a los aficionados y decir todo tipo de barbaridades y los rivales desde el banquillo.
La mayoría de los jugadores de los Lakers ignoraban a Carr. El resto directamente lo odiaban. En una liga de provocadores profesionales, él conseguía sobresalir por méritos propios. Si pasabas cerca del banquillo de los Cletics, ya te podías preparar para que te llamara de todo. Durante la serie, intentó poner nervioso a Johnson gritándole “patata”, por su sonrisa constante.
Los Celtics acabaron llevándose la victoria por 125-129
Riley llegó a la rueda de prensa desatado. Acuspó a los Celtics de todo menos de prendelerle fuego al pabellón. Eran unos criminales. Unos bandidos. Una panda de matones. Unos gilipollas.
“Lo que ha hecho Boston es como cuando dos bandas se reúnen antes de una pelea y deciden que armas van a utilizar-explicó-. Acuerdan pelear a puñetazos…pero los miembros de una de las bandas se presentan con pistolas.
“No vamos a caer tan bajo como Kevin McHale ni vamos a utilizar sus tácticas-aseguró Riley-. Pero os voy a decir lo que si vamos a hacer. Vamos a estar preparados para cualquier cosa. Ellos han decidido entrar en nuestro territorio con pistolas. Armas que no pensábamos utilizar porque es baloncesto.
Entendemos que es un juego físico y que quieren ganar y nosotros queremos ganar tambien, pero lo que ha hecho McHale lo cambia todo. Ahora es un sálvese quien pueda. Así va a ser durante los próximos tres partidos. La cosa se va a poner muy fea.
Riley tenía 39 años, aun era joven y estaban intentando encontrar su propio camino. En aquel momento, en las entrañas del Forum, el entrenador de los Lakers aprendió algo que no iba a olvidar jamás: no le des a tu rival lo que está pidiendo a gritos. “
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