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Andres Alarcia

La insólita estrategia de Odom para eludir el control antidoping de USA previo a Grecia 2004

En su libro Lamar Odom, memorias, el nuyorkino contó cómo logró eludir el antidoping de USA previamente a los Juegos Olímpicos Atenas 2004.

Foto Lamar Odom Team USA


Así lo explicó:

"Poco después de haberme trasladado de nuevo a Los Ángeles con toda mi comitiva, recibí la llamada que me informaba de que un funcionario se pasaría por mi casa para someterme al control. Era completamente imposible que lo pasara. Llevaba todo el verano fumando hierba a diario. Me entró el pánico. ¿Qué pasará si vuelvo a dar a positivo? Sería el tercero en cuatro años. ¿No acabaría eso con la paciencia de la gente? Y lo que es peor: ¿acaso no seria mi punto y final en la NBA?


Nunca lo sabríamos. Empezamos a buscar "penes postizos" en Google y estudiamos distintas formas de burlar un control antidopaje. Después de una búsqueda exhaustiva compramos una gigantesca polla negra de plástico. Nos llegaría al día siguiente. Sabíamos que cuando yo rellenara la muestra de orina y se la entregara al responsable del control, el liquido tendría que estar caliente, pues se suponía que acababa de evacuarlo. Muchos deportistas intentaban evitar que los pillaran escondiendo una taza de orín caliente en el armario del lavabo. Sin embargo, aquel método no funcionaria con el Comité Olímpico de Estados Unidos, así que más me valía que el pis estuviera a temperatura corporal.


Robert Montgomery, funcionario de seguridad de la NBA y responsable del control, aparcó el coche en la entrada de mi casa y llamó a la puerta. Era la señal para que mi preparador físico, Robbie Davis, meara en el deposito del falo de plástico que estaba oculto en los testículos del aparato. Robbie no se había drogado ni una sola vez en su vida, de manera que la pureza de su pipi estaba garantizada. Me entregó el pene de plástico rellenado y abandonó el lavabo mientras yo me lo ataba.


Montgomery entró en el lavabo y me extendió el recipiente. Se quedó de pie, unos dos metros por detrás de mi, mientras yo me daba la vuelta hacia el inodoro. De repente, fui consciente de lo que estaba haciendo y empece a ponerme un poco nervioso. Era una puta locura, pero en aquel momento era mi única alternativa. Me bajé la cremallera y deslicé cuidadosamente el pene postizo por la abertura del pantalón. Para lograr que el meado saliera por la punta era necesario estrujar la válvula repetidamente.


Tenia que disimular mis movimientos cuidadosamente, puesto que aquella era una manera antinatural de miccionar. A pesar de que habíamos sometido el aparatito a múltiples pruebas, estaba paranoico que no funcionaria. Además, tenia el tío a mi espalda y aquello no era ninguna paranoia. Fui extremadamente cuidadoso en no derramar la muestra recién vertida, habida cuenta de que con Montgomery en mi casa no habría manera de conseguir otro caudal fresco.


Rellené el recipiente y terminé de evacuar en el lavabo, para simular que estaba meando de verdad. Acto seguido le entregué a Montgomery una taza de pis calentita. Él introdujo un termómetro en la muestra para calibrar la temperatura y, a continuación, sin sospechar lo más mínimo la procedencia de la orina, proclamo "Bienvenido al equipo de los Estados Unidos", y sin preámbulos, se esfumó. "

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