En su autobiografía, Will, el actor estadounidense manifestó su visión del éxito. Plantea la disyuntiva de cuando no tienes nada y cuando lo tienes todo. Para pensar.
Foto Will Smith
Así se manifestaba el actor:
"Soy un soñador, un constructor. Visualizo grandes proyectos y, entonces, construyo los sistemas que sean necesarios para materializarlos en el mundo real. Ese es mi lenguaje del amor. Quiero ayudar a las personas a las que quiero a construirse vida extraordinarias. Sin embargo, eso exige que estén dispuestas a esforzarse y a sacrificarse. Y, lo más importante de todo, tienen que confiar en mí. Si no lo hacen, lo interpreto como un rechazo rechazo absoluto al amor que les ofrezco.
El equipo decía que estaba ahí "para toda la vida". Estaban conmigo a muerte. Es imposible construir nada de una calidad igual o superior a la calidad de la gente que te rodea.
El éxito plantea una paradoja extraña y perturbadora. Cuando no tienes nada, sufres el temor y el dolor de tener que esforzarte al máximo para lograr tu objetivos. Pero, cuando lo tienes todo, sufres la pesadilla brutal y recurrente de perderlo.
Tenia la mujer, tenia la familia, tenia la propiedad con nombre.
Era la mayor estrella de cine del mundo, pero, de repente, empecé la notar la "enfermedad sutil", una mentalidad de pobreza que había entrado por la puerta de atrás. Todo me parecía extraordinario frágil: una lesión, un escándalo, un fracaso comercial...eso era lo único que me separaba de volver a Filadefia. ¿Y si de repente la crisis financiera de 1929? Solo hay un miedo peor al miedo a no conseguir lo que desea: el miedo a perderlo."
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