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El informe del prisionero N°119.104,un ensayo psicológico

  • Andres Alarcia
  • hace 12 minutos
  • 1 Min. de lectura

En el libro El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl, narran la experiencia desde la psicología de la peor etapa de la historia de la humanidad. Por ejemplo: si algún recluso fumaba significaba que no tenía más voluntad de vivir.

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Foto Campo concentración


Así lo explica:

"Me convertí en el afortunado propietario de 12 cigarrillos, y esos valiosísimos cigarrillos, a su vez, podían cambiarse por 12 raciones de sopa, y esas raciones de sopa eran un remedio para el hambre, al menos durante dos semanas.


Los reclusos comunes nunca fumábamos los cigarrillos conseguidos: se cambiaban por alimentos. El privilegio de fumar, con una cuota asegurada, estaba reservado a los kapos, a veces, también algún prisionero que trabajaba de capataz en un almacén o taller recibía cigarrillos como compensación por alguna tarea peligrosa.


Pero si un recluso fumaba se juzgaba un mal presagio. Significaba una evidente pérdida de su voluntad de vivir, la intención fatal de "disfrutar" de sus últimos días. Declaraba su renuncia a sobrevivir y, perdida la voluntad, raramente se recuperaba.


La psicología exige distanciarse de los hechos. ¿Cómo conseguir, siendo al mismo tiempo observador y prisionero, el distanciamiento necesario? Alguien ajeno a los campos podría garantizar la distancia afectiva, pero la distancia misma le impediría conocer la realidad subjetiva de los hechos. Solo quien ha padecido esas atrocidades podría revelar las vivencias de los reclusos. "

 
 
 

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