En su autobiografía Burrito, Ariel Ortega contó la influencia de Grondona para solucionar el eterno conflicto con el Fenerbahce (TUR) para poder fichar en Newell´s Old Boys Temporada 2004-2005.
Foto Ariel Ortega Newell´s
Así narra Ariel Ortega el fichaje por el negro y rojo:
"Cuando ya había perdido todo tipo de esperanzas y abandonar el fútbol era una realidad, sonó el teléfono.
Del otro lado emergía una voz conocida, el inconfundible vozarrón del Tolo Gallego:
-Sé que la estás pasando mal y que queres volver a jugar.
¿Te gustaría venir a jugar a Newell´s?
-Te agradezco de corazón, Tolo, pero cuando haya algo concreto voy, porque después va la prensa y se arma todo el quilombo de siempre.
El Tolo Gallego era una mezcla entre padre y amigo, y no quería decirle una cosa hasta no saber cómo era la película entera. En esos años, Newell´s estaba presidido por Eduardo López, un tipo muy jodido, que manejaba el club como si fuera su propio negocio. Con el paso del tiempo, se terminó demostrando que no se portó bien y que no cobré nada durante dos años. La cuestión era que él quería que yo jugará si o si con la camiseta rojinegra, y estaba dispuesto a poner plata para solucionar mi tema con los turcos, me dijo el Tolo.
-Andá mañana a la AFA, que yo voy a ir con López desde Rosario y ahí nos va a atender Grondona para solucionar tu tema con los turcos-Fue lo último que dijo el Tolo Gallego antes de cortar.
A partir de ese momento, me agarró un ataque de ansiedad terrible. Al dia siguiente fui a la AFA y me estaban esperando Grondona, López y Gallego. Para mí, que estuviera el Tolo entre esos dos dirigentes e daba un poco de tranquilidad dentro de esas cuatro paredes. A esa altura, ya estaba con una mezcla de desconfianza, cansancio y descreimiento, así que me senté a esperar una sanata más de las tantas que había presenciado en esos años. Grondona, sin dar mucha vuelta y para hacerla corta, al ver mi cara de culo, tomó el teléfono y discó los números de la sede FIFA en Zúrich, Suiza. Con un ingles de naufragio, pidió hablar con su interprete en castellano.
-Quiero que mañana me manden el transfer de Ortega-dijo Grondona
-Si,si,quédate tranquilo que el dinero está. Que te avisen donde hay que depositarlo-dijo el presidente rosarino, Eduardo López.
-¿Cuando la depositas?-lo apuró Grondona, viejo conocedor de las promesas incumplidas de los dirigentes improvisados del fútbol argentino.
-Mañana, mañana-dijo, para que Don Julio se quedara tranquilo de que esta vez hablaba en serio.
-Listo,chau-cerró el tema Grondona y nos dio una mano.
Este dialogo que les cuento fue tal cual, y en cuestión de minutos se solucionó un tea que llevaba años sin poder resolverse. Pedí los papeles, crucé unas breves palabras con el Tolo Gallego y me fui a la mierda. En cinco minutos se solucionó una traba que llevaba dos años y que casi termina con mi carrera deportiva. Y ahí tuve la certeza de que el tema no se resolvía porque no querían. "
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