En su libro Lamar Odom, memorias, el nuyorkino contó la influencia de Pat Riley en su arribo a las playas de Miami.
Foto Lamar Odom Miami Heat NBA
Así lo comentó:
"Nos personamos en la oficina de Riley hacia el mediodia. Era un espacio pulcro y plagado de objetos que exhibian su sofisticacion y su gusto por la cultura y el arte. Hasta tenia libros sobre cultura africana.
Antes que nos sentaramos, se giró hacia mi:
-¿Es este todo tu equipo?-me preguntó, y se quedó mirando a Greg,Jeff y a mi preparador físico, Robbie Davis-. Necesito saber quién es quién.
-No hay nadie más-repondi yo
Riley se detuvo como si me estuviera tanteando. La expresion de su cara decia: "Más te vale estar diciendo la verdad". Y en aquel momento supe que ya no estaba en tierra de los Clippers.
-Te apetece un refresco?
-No, gracias-respondí.
-¿Te apetece un refresco?-repitió, solo que con mayor firmenza y casi sin parpadear.
-De acuerdo, acepto una Pepsi-respondi rapidamente.
Me estaba poniendo a prueba. Quería calibrar como reaccionaba. Observar si mis convicciones eran sólidas, si era capaz de tomar una decisión rápida y sencilla. O quién sabe, a lo mejor solo pensaba que debía estar sediento. ¿Se refería al refresco?, me pregunté horas después. Yo también intentaba calibrarle.
A partir de aquel momento, se puso a diseccionar la cultura de los Miami Heat y me contó que esperaba de cada jugador que llevara puesta su camiseta. Aquel fue el principio de mis adoctrinamientos en la galaxia Pat Riley.
que me quitara la ropa de calle y me pusiera los nuevos uniformes de entrenamiento para la rueda de prensa. Cuando salí al la cancha de entrenamiento, me sorprendió encontrarme con tres de mis compañeros, Caron Butler, Eddie Jones y Brian Grant, vestidos con uniforme y haciendo lanzamientos a canasta. Para promover una cultura de unidad, Riley quería que en la presentación hubiera el máximo número de jugadores posibles. Se sentó y abrió la rueda de prensa con algunas consideraciones generales:
"Ha sido un verano largo, pero ha sido un buen verano. Hemos tenido la gran suerte de seleccionar a Dwyane Wade en el draft. En julio estuve con el señor Arison-propietario de los Heat- en el Mediterráneo, y luego me fui a Hawai con mi esposa y familia. He ido a ver a Bruce Springsteen siete veces en directo. Así que, en resumen, este ha sido mi verano, un gran verano, y hoy es el mejor día de todos.
que, sin más preámbulos, me gustaría presentaros a un jugador por el que tengo un gran respeto desde un punto de vista baloncestisitco.
Es un jugador virtuoso que se ha sobrepuesto a obstáculos que todos conocemos, y que ha dejado atrás, y uno de los motivos por los que no hemos hablado demasiado de tales episodios es porque estamos convencidos de que han quedado atrás. Yo llevo cerca de treinta y siete años en el mundo del baloncesto y en todo este tiempo tan solo he entrenado a un jugador provisto de una versatilidad suficiente como para jugar en cuatro posiciones distintas. Ese jugador fue Magic Johnson....Así que me gustaría presentarles a la última incorporación de Miami Heat ahora que vamos avanzando en el nuevo milenio: Lamar Odom.
de la rueda de prensa regresamos al vestuario para cambiarnos. Yo estaba encantado de haberme quitado de encima todas las formalidades y poder regresar unos días a Los Ángeles.
-Te veo mañana a las siete de la mañana-vociferó Riley mientras nos íbamos.
-Es que resulta que tengo un vuelo en una hora. Volveré en unas semanas.
-Me parece que no has entendido- replicó-.Mañana entrenamos.
Me quedé achantado. Me acababa de dar quince millones de dólares. Tendría que adaptarme rapidamente a lo que se me venia encima, y eso incluia entrenamientos a primera hora de la mañana hasta qyue Riley me concediera permiso para salir de Miami. Era mi nuevo jefe.
Riley me instruyó en disciplina. A pesar de todas mis virtudes era un cero a la izquierda en cuestiones de trabajo duro y disciplina. A Pat le encantaba como jugaba, pero detestaba la manera en que pretendía convertirme en mejor jugador de baloncesto. No fue algo fácil de digerir. Yo quería ser un grande, pero todavía no estaba preparado metabolizar las enseñanzas de Riley. Llegué a Miami siendo un caniche y me iría hecho un pit-bull. Todo empezó en el preciso instante en que me preguntó si quería un refresco.
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