El día que André Agassi conoció a Nelson Mandela
- Andres Alarcia
- 12 abr 2022
- 3 Min. de lectura
El ex tenista estadounidense (1°), en su biografía escrita OPEN, narra con lujos de detalles esa ida a Sudáfrica a una exhibición, y a conocer al líder mundial mediante un almuerzo.

Foto de André Agassi, Brooks y Nelson Mandela líder mundial sudafricano.
Así lo narra el ex N°1 del mundo:
"Viajamos hasta Ciudad del Cabo, donde juego al tenis con evidente impaciencia, como el niño que hace sus deberes el sábado por la mañana. Y después por fin, llega la hora. Nos trasladamos en helicóptero hasta un recinto y Mandela en persona nos recibe a todos en el helipuerto. Está rodeado de fotógrafos, dignatarios,reporteros, asistentes...Y él se alza sobre todos ellos. Parece no solo más alto de lo que esperaba, sino más fuerte, más saludable. Parece un ex deportista, lo que me sorprende en alguien que ha pasado tantos años de penalidades y trabajos. Pero es que en realidad es un ex deportista, porque fue boxeador en su juventud, y en la cárcel, según cuenta en sus memorias, no dejó de correr sin moverse de su celda, ni de jugar al tenis de vez en cuando en una burda pista improvisada. Con todo, a pesar de toda su fuerza, su sonrisa es dulce, casi angelical.
Le comentó a J.P que Mandela tiene algo de santo, algo que me recuerda a Gandhi, que parece totalmente ajeno a la amargura, al resentimiento. Sus ojos, a pesar de los daños que han sufrido tras años de trabajos forzados a la luz cegadora de una mina de cal, están llenos de sabiduría. Sus ojos dicen que ha descubierto algo, algo esencial.
Yo balbuceo algo mientras él clava esos ojos en los míos, me estrecha la mano y me dice que admira mi juego.

Foto Nelson Mandela, en la cárcel de Robben Island
Lo seguimos a un gran salón, dónde va a servirse una cena de gala. A Brooke y ami nos han sentado a su mesa. Brooke está a mi derecha y Mandela a la derecha de Brooke. Durante toda la velada nos cuenta anécdotas. Yo tengo muchas preguntas para hacerle, pero no quiero interrumpirlo. Nos habla de Robben Island, donde pasó dieciocho de los veintisiete años que estuvo en la cárcel. Nos habla de la relación que llegó a establecer con algunos de sus guardias. Como favor especial, en ocasiones le permitían acercarse caminando hasta la orilla de un pequeño lago con una caña y allí se dedicaba a pescarse la cena de esa noche. Sonríe al recordarlo, casi con nostalgia.
Después de la cena, Mandela se pone de pie y pronuncia unas palabras que agitan conciencias. El tema de la charla: todos debemos cuidarnos los unos a los otros, esa es nuestra misión en la vida. Pero también debemos cuidar de nosotros mismos, lo que significa que debemos ser cuidadosos con nuestras decisiones, cuidadosos en nuestras relaciones, cuidadosos en nuestras manifestaciones. Debemos vivir nuestra vida cuidadosamente para evitar convertirnos en victimas. Yo me siento como si me estuviera hablando directamente a mi, como si supiera que he sido descuidado con mi talento y mi salud.

Nelson Mandela, campeonato mundial 1995 Sudáfrica Rugby
Habla del racismo, no solo en Sudafrica, sino en todo el mundo. No es más que ignorancia, dice, y el único remedio contra él es la educación. En la cárcel, Mandela dedicaba su tiempo libre a educarse a si mismo. Creo una especie de Universidad y él y sus compañeros de prisión se dedicaban a enseñarse los unos a los otros. Sobrevivió a la soledad del encierro constante leyendo. Le gustaba, sobre todo, Tolstoi.
Uno de los peores castigos que le infringieron los guardias fue privarlo de su derecho a estudiar durante cuatro años. También esto en sus palabras parecen cobrar una relevancia personal.
Finalmente, Mandela habla del camino que él ha recorrido. Habla de la dificultad de los viajes de todos los seres humanos. Y,sin embargo, afirma, hay claridad y nobleza en el hecho mismo de ser viajero. Cuando deja de hablar y toma asiento, yo sé que mi viaje comparado con el suyo, no es nada. Y,sin embargo, no se trata de eso. Mandela dice que todos los viajes son importantes y que ninguno es imposible.
Cuando nos despedimos de Mandela, yo me siento cargado de magnetismo. Voy en la dirección correcta".
Fuente: Libro OPEN de André Agassi
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